@VictoriaMus ----->
El dúo chileno Dënver liberó para descarga gratuita, y por tan sólo una semana, su cuarto álbum de estudio titulado “Sangre Cita”, una obra musical que viene a reforzar la posición de esta agrupación en la escena local, en Latinoamérica y Europa. Sólo hasta este pasado 12 de octubre se podo acceder a este nuevo álbum, para luego adquirirlo en formato físico y digital a través de Itunes. Realicé un recorrido a través de sus 12 canciones, un viaje a las profundidades de la sangre verdadera, la que nos hace recorrer pasajes oscuros e historias que a veces nunca vamos a contar.
Alrededor del
año 2006 comenzaba a sonar el nombre de Dënver en la escena musical local, under, en esos
lugares donde llega mucha gente, o tal vez sólo amigos del grupo, y donde en
general suenas pésimo. Es el año 2004 que se conforma Dënver y hoy, a más de
una década de la primera vez que se pararon frente a una audiencia, ya tienen
en el cuerpo giras por Europa y participaciones en los festivales más
importantes de Latinoamérica, y es en este contexto que el dúo conformado por
Milton Mahan y Mariana Montenegro estrena su cuarto álbum de estudio titulado
“Sangre Cita”. Una obra musical que viene a corroborar que Dënver impuso una
tendencia en Chile, no sólo de estética musical sino visual, puesta en escena,
forma vocal de interpretar, tipo de composiciones, arreglos. La inocencia de
los personajes, que a la vez reconocen en sí algo menos cándido, algo oscuro se
refuerza en este disco que revive el concepto de ser vampiro, de tener deseos
oscuros, ocultos, reconocer y disfrutar serlo. El concepto evoca el cine gore
juvenil de los ochentas, “Generación Perdida”, tal vez el cine de Alex de la
Iglesia, porque coquetea con el estilo español, en lo sonoro y en lo visual.
Hay humor, hay sexo, hay diversión, noche, libertad de movimiento.
Hago un
recorrido por las 12 canciones de este disco, y me encuentro sonidos diversos.
El disco abre con “Noche Profunda”, una canción que evoca el sonido que tuvo el
extinto dúo español “Amistades Peligrosas”, cambian las melodías por un fraseo
más hablado, un ritmo lento, sugerente, la clásica conversación de la voz
femenina con la masculina, una invitación mutua. Le sigue en el segundo lugar
“En el fondo del barro”, una canción con sonidos plenamente noventeros, una
melodía con beat que invita a bailar, la letra también lo hace. Tercera canción
es “Mai Lov”, que sin dudar podría ser perfectamente la versión latina de
“Barbie Girl” del grupo Aqua, “…no te
vayas dentro mai lov”, dice el coro, pegajoso, fascinante y sin lugar a
dudas se bailará y mucho. En el cuarto lugar encontramos “Bola Disco”, el
sonido retrocede a los setentas, el sonido me recuerda a “Diane Keaton”,
canción de Dënver. Muy a la usanza del pop español, de “La Casa Azul”. “La
Última Canción”, es la power ballad
del disco, esa que uno se aprende y la canta a todo pulmón con la luz apagada,
esa que puedes dedicar cuando te enamoras, es la historia de cuando pierdes la
virginidad. La primera vez que nunca olvidarás. En sexto lugar encontramos, a
mi parecer, la canción más experimental del disco, que dura 2:16, una canción
que más que canción parece escena de película, se trata de “Pequeños momentos
de satisfacción”, que relata el sentir de alguien frente a la masturbación, lo
que representa, la culpa, el ciclo del placer, terminar y volver a empezar. Y
la interpretación de Mariana Montenegro es decidora, da la sensación de que grabó
acostada en una cama (algún día se lo preguntaré!), porque incluso la canción
le da espacio al ruido ambiente, a los movimientos del cuerpo. “Yo para ti no
soy nadie” conlleva eso en que está inserto el nuevo pop anglo de esta época,
se me viene a la mente Chvrches, bailable por cierto, con letra juguetona. En
el lugar número 8 del disco encontramos “El Infierno”, una canción que al
primer momento de escucharla me recordó a Pánico, al espíritu de “Transpíralo wey, transpíralo”. Un
sonido algo más rudo, con guitarras más sucias. “Mi derrota” con un sinthe a lo “Die Antwoord”, muy
reconocible, para luego pasar a un coro liviano, muy pop. Esta es una canción
definitivamente muy radial. “La Lava”, donde hacen colaboración con Fanny
Leona, es otra de las baladas del disco, totalmente ochentas, una canción de
pasión asfixiante, deliciosa. En el lugar 11 del disco está “Los Vampiros”, que
fue el primer adelanto del disco hace algunos meses y que cuenta con la
participación de (Me llamo) Sebastián y un video muy preciso para el concepto
musical que se está tratando. Se podría decir que esta canción es la que reúne
todas las cualidades del álbum, en cuanto a sonido, letra e imagen. Es un beat
irresistible. Y cierra el disco la canción “Sangrecita”, que cuenta con la
colaboración del grandioso Pedropiedra. A mi parecer, una canción que si bien
cumple con el recorrido que plantea el álbum, es la única que al escucharla dan
ganas de adelantarla. Es la canción como para el cierre del disco, sí, pero
viniendo de una colaboración con Pedropiedra, pudo ser más. Me quedé con gusto
a poco, me faltó un cierre de disco más grandioso, opinión personal.
Concluyo que
Dënver ha tenido un crecimiento íntegro. Considerando que conozco a cabalidad al
menos dos de sus 3 trabajos anteriores, los discos “Totoral” y “Música,
Gramática y Gimnasia”, no así “Fuera de Campo”, como que no logré enchufarme con ese álbum, pero sí conocí
sus sencillos, muy buenos por lo demás. Veo en este álbum, los esfuerzos y
dedicación que hubo en el concepto de “Música, Gramática y Gimnasia”, y que
este dúo ha evolucionado, sin perder su esencia, algo clave para conservar
autenticidad, han mejorado en su interpretación vocal, están entregando más que
antes y eso se agradece. Me gusta que esto suceda en nuestra escena musical
chilena, que haya bandas bacanes que
sean representantes nuestros frente al mundo, me da orgullo y espero que
historias como esta se repliquen y algún día seamos un país exportador de
primerísimas producciones musicales y canciones para el mundo entero.
M-Gallegos Group
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